martes, 24 de septiembre de 2013

CE QUE JE VEUX

Prometo que todo va a cambiar, prometo que nada volverá a ser igual. Pero también te prometo que no vamos a mover nada.
Te juro que voy a darlo todo, una vez más, y que no voy a dejarme nada en el tintero. De verdad que esta vez no va a darme miedo, nunca más, ya no.
Prometo que voy a sonreír siempre, aunque no todas las veces lo haga con los ojos. Prometo estar ahí para todo.

Prometo perdonar todo lo anterior y no guardar rencor por lo que venga, aunque no pienso olvidar nada.

Prometo seguir riéndome de todo, brindar por las derrotas, como hasta ahora.

Prometo aprender. Volver a cagarla. En el mismo punto. Donde siempre. Como nunca.

Prometo llorarlo todo. Arriesgar por nada. No volver a jugar sin conocer las normas también entra dentro de mis planes.

Tienes las cartas boca arriba y las apuestas ya están hechas. Un futuro en tus manos y sobre la mesa. Un mundo de posibilidades o un calvario sólo para ti.
Una vez leí que “el purgatorio del que se hablaba en la Iglesia estaba hecho de melancólicas esperas”, y ese es mi mayor problema ahora mismo, ¡ya ves tú!

Y date cuenta de que no prometo quererte ni un poquito más, ni un poquito menos. Prometo quererte distinto. Como no te han querido, como no he querido, como no te querrán ni querré nunca.

Y es absurdo, como todo. Como todo lo que se dice y se hace, no más que lo que callamos o ignoramos.
Y no voy a protegerme más. Voy a abrir todas las puertas y ventanas que encuentre. No va a quedar ni un rincón sin que le llegue la corriente.

Y pienso estrellar vasos de licor dentro de la chimenea y arrojar platos al suelo, porque somos así, así de ilógicos, así de dañinos, así de nuestros. Siempre tan de Sabina y de Bukowski y tan poco de Gala. Igual de incorregibles, igual de complicados, siempre tan sencillos y básicos.

Que no sea porque no se ha intentado, que no sea porque nos hemos callado o acojonado.

Si bien este es un tren que solo pasa una vez en la vida, pero nunca se habla del tiempo de la parada. Que no se te haga tarde.

Pero por supuesto y sobretodo: prometo sufrir mucho y seguir muy viva. Y, como dice un gran sabio: que no me falten vuelos.





“Algunas personas nunca enloquecen. Tendrán unas vidas realmente horribles”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario