martes, 10 de mayo de 2011

De haberlo sabido...

He estado dándole vueltas y creo que ya se qué es lo que echo de menos de ti: la seguridad. Me encantaba poder hablar contigo a cualquier hora sabiendo que tú también lo querías así. Me encantaba saber que te gustaba hablar conmigo y que no importaba el momento. Ahora no estoy segura de nada. No confío en otras relaciones porque no sé si me excedo o si me quedo corta, no sé que se espera de mi, ni si hay un nosotros, ni si lo va a haber. Me has hecho rebobinar.
Quiero que sepas que me gusta el fútbol. Me encanta la forma en que la gente consigue expresarse y desfogarse partiendo de algo tan absurdo y banal. No soy una fanática, pero me encanta ver un partido en compañía de mis amigas, un par de botellines de cerveza y grandes dosis de pipas y nicotina; aunque tú lo odies.
Me encantan las películas raras, las historias de amor en las que el bueno acaba mal, el amor no triunfa y cada uno de los protagonistas se va a su casa sin más acompañante que ellos mismos.
Me gustan los libros cuyo final no te saca de nada y no tienen nada de autoayuda, pero que tienen como conclusión que no siempre las historias acaban bien, que no todo tiene porqué tener un final, pero que existe un camino para recorrer.
Pero también me gustan las comedias románticas que se basan en historias de amor absurdas e imposibles.

Me encanta fumar sola, los días como hoy y el sonido que hacen las hojas en el asfalto cuando las arrastra el viento. Pero también odio el tic-tac de los relojes y adoro emborracharme como una niña de quince años para tener al día siguiente una resaca descomunal y un montón de anécdotas patéticas pero divertidas.

Soy muy romántica, pero igual lo que no sabes es que también tengo veinte años, que tengo una edad estupenda para caerme y levantarme, para caerme y quedarme en el suelo llorando de la risa porque la caída ha sido sublime y para hacer el tonto como no podré hacerlo nunca más.

Quiero que me devuelvas mi seguridad. Puedes quedarte con lo que quieras, pero mi seguridad la quiero, porque necesito avanzar.